Por tercer año consecutivo se cumple el refrán “en abril, aguas mil”. La Semana Santa de Rute en su actual edición no se ha librado de las persistentes lluvias primaverales que se están dando recientemente, y gran parte de los desfiles procesionales previstos no pudieron cumplirse de forma completa.
La Borriquita recibe el calor de su pueblo en el interior del templo.
Así, el cielo se cubrió por completo en la mañana del Domingo de Ramos. Mientras la Eucaristía se celebraba en el interior de la parroquia de Santa Catalina mártir, una leve pero constante lluvia aparecía. La cofradía de Nuestro Señor en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Estrella “La Borriquita”, con los pronósticos en la mano, decidió no salir. Entonces, los capataces y sus costaleros, guiados por los sones de la Agrupación Musical Santo Ángel Custodio de Rute, pasearon a La Borriquita por el interior del templo, bajo la atenta mirada de los allí presentes. Mañana de emociones y de estrenos, como el nuevo paso que portaba la sagrada imagen del Señor, realizado por talleres ruteños y que incorpora un gran olivo en la parte trasera del mismo, dando mayor dinamismo a la escena que representa la entrada en la Ciudad Santa.
El novedoso tocado de la Virgen de la Sangre fue uno de los estrenos más esperados.
Por la tarde, turno para la cofradía de la Santa Vera+Cruz y Caridad. Con un tiempo un poco más estable, pese a algún que otro susto, desfilaron Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna y Nuestra Madre María Santísima de la Sangre, titulares de esta señera hermandad. A las seis en punto de la tarde salía por el dintel de la ermita de la Santa Vera+Cruz el cortejo, este año con un adelanto en la salida de dos horas con respecto a ediciones anteriores. Esto propició que numerosas personas se echaran a las calles para disfrutar de la estación penitencial. Acompañaron musicalmente la Banda de Cornetas y Tambores Santo Rostro, de Santaella, y la Banda Municipal de Música Manuel de Falla, de Hornachuelos. El estreno principal lo llevaba la Virgen de la Sangre, ya que lucía un nuevo tocado, muy distinto a los que se le venían haciendo hasta la fecha, y en sus manos portaba una corona de espinas, en referencia al instante en el que es depositado este elemento en sus manos tras el descendimiento de Cristo de la Cruz, en el monte Calvario. El momento culminante llegó con la subida en paralelo de ambos tronos por la calle Virgen de la Sangre, con la única iluminación de las antorchas portadas por los hermanos nazarenos situados a ambos lados de la calzada.
Un año más se vivieron momentos amargos junto al Cristo de la Misericordia.
El Martes Santo se presentó apático igualmente. Las nubes amenazaron durante toda la tarde y al filo de la medianoche, hora de salida del Santísimo Cristo de la Misericordia, empezaron a descargar. Pese a que hubo una breve tregua y la imagen pudo salir al dintel de la parroquia de San Francisco de Asís, la lluvia volvió con fuerza y el cortejo se introdujo en el interior del templo. La imagen estrenaba tres nuevos puntos de luz artificial y la cruz sobre la que descansa, al igual que los faldones que cubren las sujeciones de hombro para los hermanos que la portan. Los tambores roncos cesaron y allí, entre el silencio y recogimiento de los devotos, se rezó.
Mª Stma. del Mayor Dolor volvió apresuradamente a la parroquia.
La jornada siguiente proveía más inestabilidad. Nuestro Padre Jesús de la Rosa y María Santísima del Mayor Dolor aguardaban dentro de la parroquia de San Francisco mientras sus cofrades y todo el pueblo de Rute miraban al cielo. La lluvia asomó tímidamente antes de la salida, produciéndose una tregua para que los tronos se pusieran en la calle, pero a mitad de camino un fuerte aguacero sorprendió y las sagradas imágenes retrocedieron sobre sus pasos hasta el templo, cubiertos por plástico. Fue entonces cuando Jesús de la Rosa bendijo a sus devotos y vecinos entre lágrimas y el desasosiego de los mismos. Es la segunda vez en la historia reciente que estas veneradas imágenes no pueden completar su estación penitencial. En la primera ocasión, hace unos años, ni siquiera pudieron salir. Intervinieron la Banda de Cornetas y Tambores La Humildad, de Torreperogil, cerrando el cortejo la Banda Sinfónica Municipal de Música de Rute.
Una estampa inusual: el Abuelito frente a la parroquia de San Francisco de Asís.
La Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Soledad de Nuestra Señora tuvo más suerte, meteorológicamente hablando. Tanto el Abuelito como su Madre pudieron completar tranquilamente todo su recorrido, y lucir sus estrenos, como la saya en color magenta oscuro de la Virgen. Se vivieron nuevamente momentos únicos, como la esperada subida de la calle del Cerro del Abuelito, corriendo, o el novedoso encuentro de ambos tronos en la plaza Nuestra Señora de la Cabeza, donde las cofradías establecidas en la parroquia de San Francisco de Asís les saludaron. Ya en su barrio, entre el canto de las saetas, se produjo un encuentro final muy emotivo con una petalá ofrecida a la Soledad de Nuestra Señora por los miembros de la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Rosa y María Santísima del Mayor Dolor, usando para la misma las flores que adornaban en la jornada anterior los tronos de sus titulares. De nuevo, la Banda Sinfónica Municipal de Música de Rute puso las notas musicales a la procesión, junto a la Agrupación Musical Santa Águeda, de Villalba del Alcor, abriendo calle.
Ntro. Padre Jesús Nazareno, cubierto con plástico antes de la subida del Cerro.
Pasadas pocas horas, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores salían de la parroquia de Santa Catalina de forma puntual, como cada año, para iniciar su recorrido tras permanecer una hora estacionados en la plaza Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Rute, como manda la tradición. Pese a las nubes acechantes, solo en varias ocasiones hubo que cubrir las sagradas imágenes con plástico. Eso sí, el ritmo de la procesión se vio acelerado por este motivo. Numerosos estrenos lucían los titulares de esta hermandad. Entre otros, Ntro. Padre Jesús Nazareno vestía nueva túnica lisa color azul oscuro, corona de espinas natural y potencias. Por su parte, Ntra. Sra. de los Dolores tenía en su pecho un puñal, además de vestir un novedoso tocado. El momento principal vino cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno subió la parte más empinada de la calle del Cerro, con los tradicionales sones de la marcha “La Madrugá”, seguido por su Madre después. La Agrupación Musical Santa Cecilia, de Aguilar de la Frontera, y la Banda Sinfónica Municipal de Música de Rute acompañaron.
Ntra. Sra. de los Dolores entra en el templo entre un mar de paraguas.
Al caer la tarde, turno para el Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de los Dolores. Como ocurriera el año pasado, el itinerario se vio alterado a causa de la amenaza de lluvia, así que el cortejo discurrió nuevamente por la calle Bonilla en lugar de recorrer las calles Pedro Gómez y Andalucía. Autoridades y miembros de las diferentes hermandades y cofradías locales y pedáneas acompañaron al Santo Entierro, ya que esta procesión está catalogada como oficial. La lluvia apareció en el último tramo y las imágenes se refugiaron a toda prisa en el interior de la parroquia de Santa Catalina mártir. En el aspecto musical, más solemnemente, la Banda Sinfónica Municipal de Música de Rute se colocó tras la sagrada Urna, mientras que una sección de tambores hacía lo propio en el trono de la Virgen.
Ntra. Sra. de la Soledad ni siquiera pudo salir. Un fuerte aguacero se lo impidió.
Pero la lluvia no cesó y, por tercera vez consecutiva, Nuestra Señora de la Soledad no pudo completar su estación penitencial. Y en esta ocasión ni siquiera pudo salir. A la hora prevista, las puertas de su santuario se abrieron de par en par para recibir a los numerosos devotos que se acercaron hasta este lugar para contemplar a la Virgen, mientras caía una fuerte tromba de agua. También esta cofradía tenía preparados algunos estrenos. Es el caso de la iluminación de la imagen en el trono: las bombillas se cambiaron por velas naturales; la Cruz de Guía fue restaurada, además de renovar a la Virgen el tocado alrededor de su cara. Como ocurriera el Martes Santo, los tambores roncos fueron tornando en sentidos rezos hacia la Madre de Dios.
Un hermano mira fijamente a Ntro. Padre Jesús Resucitado en el templo, mientras fuera llueve a mares.
La última jornada de desfiles procesionales en nuestra localidad no mejoró, en lo que a meteorología se refiere. En el momento de la celebración de la Eucaristía matinal en la parroquia de Santa Catalina Mártir caía una fina lluvia, haciendo que todos los asistentes no quitaran su mirada del cielo. Tras la Misa, y después de esperar un tiempo prudencial, uno de los vocales de la cofradía comunicó a los presentes la decisión de no salir a la calle. Fue entonces cuando la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de La Fuensanta, de Morón de la Frontera, tomó el presbiterio del templo parroquial de Santa Catalina para interpretar unas marchas procesionales mientras el nuevo paso de Nuestro Padre Jesús Resucitado, comprado a una hermandad egabrense, era mecido entre los aplausos y la emoción de sus devotos. Culminaba así una Semana Santa muy atípica y pasada, generalmente, por agua.
TJenlared / Rute 
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